02/06/2023
La transición energética se define como el cambio de un sistema energético basado en los combustibles fósiles o uno sin emisión de carbono basado en las fuentes renovables. Una de las principales herramientas es la electrificación de los consumos, que consiste en reemplazar la electricidad producida por fuentes fósiles por la generada por fuentes renovables, así como en digitalizar las redes, con el propósito de mejorar la eficiencia energética.
Cabe señalar que la transición energética no se limita única y exclusivamente al desarrollo de energías limpias y al cierre progresivo de las centrales de carbón. Supone un cambio en profundidad de todo el sistema para reducir la contaminación y, de esta manera, luchar contra el cambio climático. Tiene importantes beneficios para el clima, la economía y la sociedad en su conjunto.
Transición energética
La transición energética actual surge por la necesidad de implementar acciones climáticas para mitigar el calentamiento global y afecta a tres factores esenciales: las infraestructuras vinculadas a la producción y distribución de energía, la tecnología para generar la energía y la instalación, modificación y desarrollo de las tecnologías necesarias para su consumo. Para ello, las mejoras en la eficiencia energética y la conservación de la propia energía tienen un papel relevante a la hora de lograr que las fuentes renovables produzcan la mayor parte de energía del mundo.
El elemento de cambio más relevante para la transición energética es la sustitución del parque de generación eléctrica basado en el carbón, la nuclear y el gas, por otro basado en energías renovables. La transformación hacia un modelo de producción de energía más sostenible conlleva una serie de acciones:
- Uso de energías renovables: se trata de impulsar la generación de electricidad de bajo carbono y fomentar la electrificación en todos los sectores económicos.
- Mejora la eficiencia energética: tanto de la sociedad, como de la industria, es necesario fomentar la reducción de la huella de carbono.
- Reducción de emisiones GEI: para ello, es necesario que empresas y gobiernos promuevan el uso de combustibles más sostenibles como los combustibles sintéticos o los biocombustibles
Transición energética en el sector eléctrico
Las principales energías renovables a instalar en España son la eólica y la solar, ya que ofrecen la solución más eficiente por su mayor grado de disponibilidad y madurez. El viento y el sol ofrecen en la actualidad precios muy similares a los de la energía convencional porque el coste promedio de generación se ha reducido significativamente en los últimos años. También ha disminuido el precio de las tecnologías de almacenamiento, sobre todo las baterías.
Para cumplir con los objetivos establecidos, será necesario adoptar una serie de medidas que afectan a otros sectores como el transporte y la industria, las cuales deben contribuir a la descarbonización de la economía.
Transporte
Se calcula que en 2030 habrá entre cinco y seis millones de vehículos eléctricos en España. Un cambio de paradigma que exigirá una infraestructura de recarga de postes en la vía pública, puntos de conexión en aparcamientos y electrolineras en las carreteras. La electrificación estará cubierta por energías renovables.
Ciudades inteligentes
En plena era digital, están surgiendo las bautizadas como smart cities. Es un concepto que busca el equilibrio entre sostenibilidad, personas, tecnología, empresas e instituciones. Una tendencia reciente a favor de las energías renovables que está provocando un crecimiento exponencial de la demanda de las mismas, que contribuirá a reducir todavía más sus costes y a mejorar su integración en el sistema en el futuro. También ayudará a aumentar el número de consumidores que apuestan por estas energías y, en consecuencia, acelerará la transición energética.